domingo, 10 de diciembre de 2006

La papelería

El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice, (Charles Boudelaire)

Por aquella estrecha acera, íbamos los dos en la misma dirección, pero en sentidos opuestos. Antes de cruzarnos, ella se giró y entró en una papelería que era bastante conocida en aquella zona. Tres pasos más y también entré yo.

La fotocopiadora de mi oficina se había estropeado, y tenía que hacer bastantes copias de unos documentos importantes para enviar ese mismo día. No los hubiera enviado, si la boca de aquella chica me lo hubiera pedido.

El pelo rubio le salpicaba los hombros y sus ojos color miel invitaban a uno a convertirse en abeja. Llevaba unas finas y rojas gafas que le quedaban muy bien. Aunque no lo aparentaba, tenía que tener prisa, ya que los dedos tamborileaban arítmicamente sobre su carpeta negra.

Después de veinte minutos de espera, y de que ella hubiera estado fotocopiando con su mirada cada rincón de la tienda, ya sólo quedábamos los dos, justo cuando la dependiente colocaba el letrero de "cerrado" en la puerta. Se giró hacia nosotros y preguntó quién era el siguiente, y con rapidez olímpica, la chica de los ojos color miel me miró, mientras pronunciaba el pronombre "él", con un brillo en los ojos que gritaba "no digas la verdad, por favor", como cuando un alumno se echa las culpas al encubrir a un apreciado compañero suyo.

Su mirada nos convenció tanto a la dependienta como a mí, así que empezó a realizar las copias de los documentos que yo traía. Miré a la chica de la carpeta negra, sin decirle nada, con una sonrisa de oreja a oreja, aunque ella no me estaba mirando. Sentía que algo le preocupaba.

Pagué, recogí mis copias, ella empezó a sacar las hojas que quería fotocopiar, me empecé a dar la vuelta, giró su cabeza para no verme, yo la giré buscando la puerta de salida y así empezar a partir, ella le entregó las hojas a la dependiente, abrí la puerta, sentí sus nervios, sentí el frecor de la calle, mis pies empezaron a abandonar la tienda, aunque mis recuerdos aun seguían dentro, y en cuestión de minutos llegué a casa.

Al día siguiente, la volví a ver, era ella sin duda, nunca podría olvidar esa cara. Allí estaba yo, sentado en mi sofa, ella delante de mí, a escasos tres metros. Las noticias hablaban de un atraco a una papelería, y pusieron una foto de ella...

"La papelería", de Acus.

15 comentarios:

Javier dijo...

Acus, la frase de Charles Boudelaire me la guardo para cuando tenga que decirle algo a una chica, es mágica.

El relato, apasionante, muy cuidado y el final, delirante... simplemente, genial.

Un abrazote fuerte.

alida dijo...

Las caras engañan uffsss
Abrazos de asombro

MORGANA dijo...

Me cae bien la chica con ojos color miel.
Genial Acus. Besis.

Isabel Barceló Chico dijo...

¡Qué ojo tienes...! Seguro que era una atracadora principiante. El relato ha sido deliciosos. Besos.

Anónimo dijo...

gracias por ese relato...amor amor, un atraco al corazón

ecasual dijo...

Genial.

Acus dijo...

- Javier, ¿qué serán esas cosas? ¿Dos tomates gigantes?
- ¡No, no! ¡¡Eso son dos semáforos que están siempre en rojo!!
- ¡Qué va! ¡Son las mejillas de Acus que se han ruborizado! Gracias. Un abrazo enorme.
(P.D: Mi primo no tiene blog, pero los propuestos por ti sí que han sido geniales)

Y muchas veces Alida, pero lo que siente el corazón es siempre real. Besos robados. Mil Gracias.

A punto estuve Morgana de que la chica tuviera los ojos color turquesa..., pero Javier tiene el "copyright" para usar siempre ese color, jajaja. Gracias de verdad. Besos.

Isabel Romana, sería principiante, pero fue toda una profesional en el arte de seducirme y aparentar ser una chica formalita. Muchas gracias. Muakis.

Ontokita, es una paradoja, pero uno se da cuenta de que le han robado el corazón, cuando siente dos corazones cabalgando rápidamente en su pecho con sólo oír la voz que ama. Gracias y besis.

Pequeña Hormiguita, he aquí otra ladrona, ya que has robado con tu blog mi atención. Gracias. Besotes.

The Froggy dijo...

4+4
"El amor es un crimen..." Me recordó a una frase de cuando era chiquita (más aún): "Si el amor es pecado, yo no sería inocente, porque a vos en este mundo te quiero inmensamente" :) Qué bueno, me trajo recuerdos de niñez.

En cuanto al relato, qué decir... no hace falta un soneto para saber que es un poeta el que escribe (y sí, soy subjetiva, pero eso no significa que lo que escribo no sea cierto). Tenés la capacidad de meter al lector o la lectora en la escena, de hacernos partícipes... y de sorprendernos siempre. Gracias, Acus, por no dejar de sorprenderme nunca.
Montañas de besos (y charcas de nenúfares).

Susy dijo...

Muy bueno, como siempre.
Las circunstancias y apariencias, engañan, siempre engañan.
Un placer y un beso.

Anónimo dijo...

Vaya y que historia, desde la cita del amor es un crimen... hasta el final.. precioso relato, me ha encantado hasta los huesos...

Un fuerte abrazo...

Anónimo dijo...

Si es que en una papelería, con el calor que expiran las fotocopiadoras, el olor a papel recien impreso, a hojas de colores, a papel reciclado, y montones de hojas por llenar de historias bonitas, lo lógico es que ocurra una historia que merezca ser contada.
Encantador relato

Anónimo dijo...

Te imagino en la escena, como buen actor que eres, y claro no sabría si era realidad o producto de mi imaginación, pero también me veo dudando. Muy buen relato, nos lo haces vivir. Besitos

César González dijo...

Así se cuenta un cuento. Hilando seda, y al final, clavando la espada. Felicidades. Te agrego, sin permiso, a favoritos.

Anónimo dijo...

oooooo. muy bueno, genial.
saludos. de por acá.

Acus dijo...

Pequeña ranita, qué curioso, porque la frase que acudió a tu recuerdo me ha hecho acordarme de una que me dijo hace muchísimo tiempo una amiga mía: "Si la amistad tuviera condena, tú tendrías cadena perpetua".
Por lo demás, Froggy, me dejas sin palabras. Un abrazo de los enormes, de esos que te abrigan el alma y dejan su sabor para la eternidad.

Susy, nada es lo que parece y eso es lo divertido de lo que ocurre a nuestro alrededor. Gracias. Muakis.

Hey, Labios Salados, me alegro de que a tus huesos también les haya gustado, jeje. Gracias de corazón y un abrazo muy grande.

Va a ser eso, Perovsquita, que en las papelerías se han escondido todas las musas de los escritores. Me vieron entrar, y pensaron: "uff, habrá que echarle una mano a este chico, a ver si escribe algo decente". Besos y agradecimientos sinceros.
P.D: No sé qué pasa en tu blog, que en estos últimos posts tuyos no me permite publicar nada, no sé si lo tienes restringido o has cambiado alguna opción, pero mis comentarios están "depres" porque no pueden acariciar tus relatos. De hecho, lo intenté con algún post donde ya te había contestado, y tampoco me dejaba. Besos.

Anduría, todo se debe a las inspiraciones del momento. Mis musas tienen forma de personas, animales u objetos. Me alegra saber que has "vivido" con entrega el relato. Gracias. Besazos.

César, aunque realmente estaba tejiendo lana, y al final lo rematé con una aguja de hacer calceta, me gusta tu descripción sobre mi relato. Y me siento agradecido por haberme agregado. ¡Saludos!

Mariana, ¡¡tu nombre ha cambiado de look!! Muchas gracias por tu comentario. Besitos grandes.