miércoles, 28 de marzo de 2007

Solución II Concurso: Inocente Inocente

Para empezar, nada mejor que deciros que HAY GANADOR.

Pero antes, he aquí mis comentarios a vuestras respuestas:

Perovsquita: Falsificar un boleto con el número premiado..., mmm..., qué mente tan retorcida...

Mariana: El siguiente post-concurso será más a tu gusto.

Froggy: Es el temor que tenía, moderar los comentarios y que no se queden registrados..., me hubiera gustado saber qué pusiste.

Javier: ¡Vaya! ¡Froggy embarazada de mí! ¡Es todo un honor! Jajaja, tu neurona gira a bastantes revoluciones por minuto...

Fran: No sería la primera vez que se me ha pasado esa idea por la cabeza...

Golifre: Pobre mamita que tiene pavor a los coches, aunque si me atropellara una bicicleta...

Angelusa: Además dispongo de todo lo necesario, pues trabajo en un despacho de abogado a tiempo parcial (me renovaron), cualquier broma a nivel judicial, mi mamita se la tragaría...

Alida: Soy tan despistado, que sería muy creíble el que me hubiesen robado... (a pesar de que nunca lo han hecho).

Isabel Romana: Y cuando va a coger el dedo, lo muevo, jajajaja. Quién sabe si mi dedo era el actor principal de mi inocentada...

Claullitriche: ¡Qué lástima que se hayan evaporado tus palabras! Gracias por participar (o haberlo intentado). El próximo post-concurso no necesita la moderación de comentarios.

Brisa Marina: ¡Vaya! La guitarra es un elemente muy común en mi vida..., ¿participaría también en la broma que le gasté a mi mami?...

Froggy: Cierto, no cuenta tu historia, aunque gracias por escribirla. He de ser justo, y mis concursos tienen unas reglas, y no puedo hacer excepción por nadie. Ni siquiera contigo, que eres parte de mi vida (y según Javier, de mi familia, ¿qué tal está Bloguito? Jajajajaja).

He de deciros a todos, que me he divertido bastante leyendo vuestros comentarios y que lo importante no es que ganéis. Mi objetivo es haceros disfrutar, emocionaros, sacaros una sonrisa (o carcajada, si se puede) y que perderse en mi blog sea sinónimo de comer en un buffet libre (para que pueda llover a gusto de todos, que cada uno picotée lo que le gusta).

Dicho esto, la solución os la pongo a continuación:

Todos los días, cuando salía del trabajo, llegaba a casa a las 14:15 horas aproximadamente. Ese día, al salir, tuve que acercarme al despacho de un procurador a entregarle un sobre a su secretaria. Yo ya sabía que a esas horas, si ella no estaba en el despacho, estaría en el bar de al lado. Efectivamente, la encontré allí, y estuvimos tomando algo, junto con unos conocidos suyos. A las 15:00 horas, me doy cuenta de que mi madre me está llamando, entonces recuerdo el día que es (28 de diciembre, por supuesto) y le digo a los que están conmigo que se callen (es que a mí las cosas me surgen de repente). Cuando me empieza a preguntar que dónde estoy, que si me ha pasado algo, le digo que sí, y le cuento lo siguiente:

Estoy encerrado en mi despacho. Resulta que cuando he querido salir, la puerta no se abría y es que aunque el pomo gira, parece que no mueve el resbalón. Y claro, he llamado a Juan Carlos (mi jefe) para avisarle y para que llamara a un cerrajero. La cuestión es que, el cerrajero me ha localizado y hasta las 16:00 horas no puede pasarse por aquí.

Y mi madre, comenzó a decirme que qué faena, pero bueno, que no me quedaba más remedio que esperar, y que cuando llegara a casa que me calentara la comida.

Diez minutos más tarde, llegué a casa y mi madre (que es muy crédula, todo hay que decirlo) me dice: "Pues ha llegado el cerrajero antes de lo previsto, ¿no?". Y yo: "Mamá, que ha sido una broma".


Sí, lo sé, es una broma light, pero porque tampoco quiero preocuparla. Para eso ya tengo la moto, el curso de paracaidismo que quiero realizar, mis salidas nocturnas, el día en que hice parapente, el futuro momento en que me vaya de casa...

En fin, ahora os pondré quienes habéis puntuado y por qué:

Javier, 1 punto por localizarme en el bar. Tomé un mosto, así que no te sumo otro punto.

Y nadie más. Por lo tanto, el ganador de este post-concurso es: Javier.

Ya sabes, en el plazo máximo de un mes, a partir de hoy, debes dejarme en cualquier post que te dé la gana, cinco palabras que quieras que aparezcan en uno de mis relatos.

Nota: Si alguien tuviera cualquier tipo de reclamación, por favor, háganmelo saber, cualquier instatisfacción con respecto a mi forma de puntuar puede verse modificada con argumentos de peso, con una buena justificación.

Gracias a todos, de corazón, y hasta el próximo concurso.

martes, 27 de marzo de 2007

Vuélvete la luna

Aunque estas lágrimas me digan lo contrario
y los días llenos de silencios no se van,
aunque cada tarde trae sujetas tus palabras
y este viento fuerte grita que no estás.

A pesar de todo lo que estoy pasando a diario
y a pesar de lo que nunca te pude decir,
yo te doy las gracias por todo lo que vivimos,
este amor tan grande se quedo conmigo.

Préstame tus fuerzas, dame tu ternura,
déjame decirte que la vida es dura,
quiero que tu sepas que aquí estás conmigo,
aunque el cruel destino haya pagado mal.

Háblame en silencio, quítame estas dudas,
acaricia mi alma, vuélvete la luna
para contemplarte y decirte te extraño,
para dedicarte todo lo que soy
porque son tus ojos con los que veo.

Y si las distancias con los sueños se hacen cortas
por estar contigo no quisiera despertar
y hoy quiero decirte que olvidarte es imposible,
este amor tan grande vive aquí conmigo.

Préstame tus fuerzas, dame tu ternura,
déjame decirte que la vida es dura,
tengo la certeza de que estás conmigo
y que el tiempo nunca nos va a separar.

Háblame en silencio, quítame estas dudas,
déjame sentirte, vuelveme la luna
para contemplarte y decirte te extraño,
para darte el alma con esta canción
porque son tus ojos con los que veo
y es que son tus ojos con los que miro yo
con los que miro yo.

"Vuélvete la luna", de Shaila.

miércoles, 21 de marzo de 2007

II Concurso: Inocente Inocente

Bienvenidos al segundo concurso de mi blog.

¿Quién no ha gastado nunca una inocentada? ¿Quién no ha sido víctima de una, a lo largo de su vida? El que esté libre de "pecado", que tire la primera piedra..., (vale, vale, pero no todos a la vez, que no las puedo esquivar...)

Resulta que el 28 de Diciembre de 2006, le gasté una inocentada a mi madre..., y hasta ahí puedo escribir.

He aquí las instrucciones:

1.- Ganará el que consiga (o los que consigan) adivinar qué broma le gasté a mi mamita.

Nota: Obviamente, vuestra imaginación juega un papel crucial en este concurso. Por ello, ganará el que más se aproxime a la inocentada original, pero..., ¿qué es aproximarse?

A.- Si uno de vosotros sitúa el lugar de la inocentada, sería una aproximación. Ejemplos: restaurante, calle, playa, coche...

B.- Si alguien cocreta qué tipo de broma era, sería una aproximación. Ejemplos: la policía me ha detenido, me he desmayado, me he encontrado a un famoso y me he ido a tomar algo con él...

C.- Si alguien hace coincidir elementos de su "posible inocentada" con la real, sería una aproximación. Ejemplos: se ha usado una carta, mi madre empezó a gritar, alguien se disfrazó...

2.- Ha de tener coherencia, e ir al grano. Ejemplo no válido: "Resulta que le mandaste un correo electrónico a tu madre donde había imágenes de animales, montañas, ríos, calles, locales, museos mientras ella estaba comiendo, bebiendo, respirando, y te dijo enfadada, pero alegre, pero con curiosidad que..." y claro, así estáis metiendo todas las palabras que podéis, para ver si coincide alguna o tiene que ver con mi inocentada. Eso no sería aceptable.

3.- Fecha límite para contestar: Lunes 26 de Marzo de 2007, a las 23:59 horas.

4.- Para esta ocasión, he activado la opción "Moderar comentarios". Para los que no lo sepan, esto quiere decir que sus respuestas no se verán escritas en el post, hasta que yo las autorice (y lo haré el día en que publique la solución, claro). Me parece mucho más divertido así, para que luego veáis qué ha escrito cada uno sin sentirse influido por lo que otro haya podido escribir.

Aviso: Para que sepáis que vuestra respuesta me ha llegado, os lo haré saber con un comentario en vuestro blog. Si no habéis recibido en menos de 24 horas una contestación mía, es porque no se grabó bien el comentario. Aseguráos de leer un mensaje que ponga algo así: "El comentario ha sido guardado y se publicará cuando el autor del blog lo autorice"(en un cuadro amarillo que aparecerá en la parte de arriba de esa misma página).

5.- Para aquellos que no han participado nunca en uno de mis post-concurso (este es el segundo), deberían saber que el ganador (o ganadores) tiene(n) premio.

Mucha suerte para todos.

P.D: Brisa Marina y Anduría fueron las ganadoras del post-concurso anterior. De ser alguna de ellas ganadora aquí, y por ganar una segunda vez de forma consecutiva, conseguirían un premio especial...

lunes, 12 de marzo de 2007

En el capítulo anterior...

Trabaja en algo, para que el diablo te encuentre siempre ocupado (San Jerónimo)

Desde que me he puesto a estudiar las horas que antes dedicaba al trabajo, la verdad es que el tiempo para poder estar en la blogsfera se ha reducido considerablemente.

Antes, desde el trabajo os leía, y podía publicar cosas cuando no había mucho trabajo, o podía quedarme por la noche escribiendo, aunque al día siguiente tuviera que madrugar.

Ahora, desde la biblioteca, no puedo escribiros, ni leeros, y por la noche tengo que descansar para que mis estudios sean productivos y pueda aprovechar muy bien toda la mañana.

Os escribo para deciros que durante unos días me voy a ir a Londres, en un viaje de placer, de ocio, como recompensa del dinero ahorrado, pues me merezco unas mini-vacaciones. (Luego vendrán las vacaciones de Semana Santa y también me voy a recorrer mundo..., je).

Resumen de la semana pasada:

1.- El jueves estuve en un espectáculo de Les Luthiers y fue desternillante. Pocas veces me he reído tanto (y eso que río mucho).

2.- El viernes fui al concierto de un cantautor amigo mío. Era la primera vez que iba a verle y me regaló un cuadernillo con sus canciones. ¡Qué canciones tan bonitas!

3.- El sábado tuve una cena con personas a las que aprecio, o que a raíz de esa noche empecé a apreciar (Ángela y Alberto, habéis pasado de ser prácticamente invisibles a ser personas por las que siento afecto). Para empezar, la cena resultó riquísima (Pris y Pedro, sois unos cocinillas de primer nivel). Después de la cena y de charlar animadamente, nos pusimos a cantar, a jugar a juegos de campamento, a bailar..., hasta las 09:30 de la mañana..., hora a la que me despedí y les dejé casi durmiendo. A pesar de perder jugando a los chinos, has de saber que te valoro bastante. (Jaime, esto no lo digo solo por haber fregado la sartén, je). Esa noche, pude oír en directo, a una de las mejores cantacuentos que he conocido (Bego, es lo que tiene ser magnífica..., y que te quiera tanto, jajaja).

A mi regreso, estad atentos porque publicaré mi segundo post-concurso. (Seré más claro, el miércoles 21 lo publico). Un abrazo a todos.

domingo, 4 de marzo de 2007

La cigüeña y el niño

Érase que se era, una cigueña huérfana, que tuvo una muerte cruel, apedreada en su propio nido, desfigurándole todo el cuerpo...

Y es que, a los pocos meses de nacer, nadie se quería acercar a ella por el hecho de que no la reconocían como una de las suyas. Un considerable mechón azul sobre su ala izquierda, era la causa del rechazo.

A pesar de ser objeto de burlas, su madre estaba ahí, siempre a su lado, sonriendo a su pequeña, y abrigándola con su cercanía. Pero una de las salidas de la madre, se quedó en eso, en una salida, y la pequeña cigüeña supo, o más bien su instinto le dijo, que nunca más sería abrazada.

Cada hora que pasaba, era una eternidad para la pequeña, que día tras día tenía que sobrevivir. La colonia de cigüeñas en donde había nacido, ya había migrado hacía tres días, dejándola abandonada a su suerte. Ella, voló y voló, hasta llegar a una pequeña playa donde, a parte de rocas, se erguía un viejo y alto puesto de guardacosta, ya en desuso. Era un mástil con escaleras, donde en la parte más alta, se distinguía una pequeña plataforma circular con una barandilla oxidada.

Allí se instaló, y pudo comprobar lo gratificante que era ser acariciada por los suaves y cálidos vientos provenientes del sur.

Su vida se convirtió en rutina. A primera hora de la mañana y a primera de la tarde, se iba de buffet libre por los charcos encerrados entre las rocas. Con suerte, se podía topar con algún pececillo que no era consciente de su destino. En otras ocasiones, trozos de algas y alguna piedra, era lo único que recorría su aparato digestivo.

A mediodía, siempre trataba de adecentar con hojas y ramitas varias, su pequeña morada. Si encontraba algo con colores vivos, lo usaba para decorar su espacio. Y la noche, envolvía de pesadillas a nuestra querida cigüeña, mientras la marea alta de sus lágrimas la inundaban por dentro.

Una mañana, se despertó por un ruído próximo al mástil. Miró hacia abajo, y vio un pequeño ser humano, que por su constitución, debería ser más bien un cachorro. Fue tan grande el susto, que movió su nido, y una de las ramitas cayó delante del niño. Este miró hacia arriba, vio a la cigüeña, abrió la boca de par en par y se fue corriendo.

Al cabo de un cuarto de hora, volvió con una servilleta envuelta entre sus manos. La dejó a varios pasos del mástil, la extendió y se fue.

La cigüeña no sabía qué hacer. ¿Qué era aquello que había en esa especie de "alga" con cuadros azules y negros?, se preguntó. Su curiosidad venció a su miedo, y bajó hasta la roca más próxima a la servilleta del niño, mientras no dejaba de mirar de un lado a otro. De lo primero que se dio cuenta, es de que olía bien. Al principio, picoteó esa extraña alga, pero no fue de su agrado, sin embargo, lo que había encima..., ¡estaba buenísimo! No había comido algo así en su vida.

Varias semanas pasaron, y el niño no faltó a su tarea de llevarle comida a la cigüeña. Y esta, empezó a sentir cierto embrujo por el pequeño animal sin alas que le llevaba alimentos todos los días. Y en uno de ellos, y antes de que el niño extendiera la servilleta, la cigüeña voló a tierra y se quedó a unos cuatro metros de él. El niño se alejó de la comida, pero esta vez no se marchó. Se sentó en una roca, miró al ave y sonrió.

Día tras días, el niño se sentaba más cerca de la comida, hasta que llegó un momento en que, de haberlo querido, habría acariciado a la cigüeña. Para ambos, las sensaciones causadas por la cercanía del otro, eran todas agradables.

La felicidad de aquel niño crecía y crecía por tener un "amigo" que no se burlaba de su físico. La mitad de la cara la tenía quemada debido a un antiguo incendio en su casa, y los dedos de ambas manos, los tenía deformados. Entre ambos, el respeto era total, y las miradas, la mejor conversación. La aceptación del niño por parte de la cigüeña, supuso unos pequeños y suaves picotazos en las manos de él, a modo de saludo. Con el tiempo, el niño llegó a olvidar sus deformaciones, porque a ella, no le importaban. La cigüeña tampoco se avergonzaba de su mechón azul, porque a él, no parecía disgustarle, más bien todo lo contrario.

El día en que murió la cigüeña, como todos los días, el niño fue a visitarla. Pero no fue solo. Tres chicos que solían burlarse de él, le vieron dirigirse a la playa, y se fueron tras él, para divertirse un rato. Y vieron a la cigüeña.

Esa noche, cuando ella dormía, los tres chicos subieron hasta la plataforma, y uno llevaba una bolsa con piedras. El más fuerte, agarró el cuello de la cigüeña, y lo demás, quedará en vuestra imaginación.

Ahora, sin el amor de su querida cigüeña, volvía a sentirse más deformado que nunca.

"La cigüeña y el niño", de Acus.

Este Cuento Ha Sido Fruto De Las Palabras Enviadas Por Brisa Marina Y Por Anduría, Ganadoras Del I Concurso: "¿Quién es?"

jueves, 1 de marzo de 2007

¿Hay vida después del trabajo?

Mi padre siempre me decía: encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida (Jim Fox)

Ayer fue mi último día de trabajo pues mi contrato de un año acabó. Así que, ahora tendré que ver qué puedo hacer en mi tiempo libre. Se me ocurren las siguientes actividades:

1.- Dormir las 8 horas que trabajaba diariamente. Así podría conseguir de forma más rápida el sueño que siempre quise: "Hibernar como los osos". El pelo en el pecho ya lo he conseguido, y gruñir por las mañanas cuando me despierto es algo que domino a la perfección. Creo que debería escribir un diccionario "gruñidos-español, español-gruñidos".

2.- Tocarme las narices las 8 horas que trabajaba diariamente. Si esto fuera en sentido literal, llegaría un momento que la piel se me caería en trocitos de tanto tocármela, y siempre estaría roja y vale, en invierno este hecho contribuiría a darme un trabajo..., ¡para hacer de reno de Papá Noel! Aunque llegaría a cansarme, porque mi nariz es larga, así que, hasta recorrer toda su superficie (y sus cavidades interiores) llevaría horas y horas de intensas expediciones.

3.- Viajar por mi casa las 8 horas que trabajaba diariamente. Sí. Esto se debe a que yo no sé estar en casa. Quitando la noche, las comidas, y algunas cenas..., el resto del tiempo lo paso fuera de ella. De hecho..., aun no sé dónde está el cuarto de baño ni la habitación de mis padres, ni la terraza..., ¡¡no he tenido tiempo de hacer turismo en mi hogar!!

4.- Ser okupa y sitiar mi casa. No sabía lo calentito que se estaba aquí, lo protegido que estaba de los ruídos, la tranquilidad que se respira, lo lleno que está el frigorífico, mmmmm..., ¡no, no, no me moverán! Quizá me haga okupa del frigorífico más bien...

5.- Estudiar las 8 horas que trabajaba diariamente. 8 horas no sé, pero 6 diarias sí. No quiero que se me embote la cabeza y deje de rendir. Todos los días tengo que tener un mínimo de tiempo para descansar y disfrutar algo. Además, esta opción la llevaría a cabo en la biblioteca, con lo que..., ¡vuelvo a estar fuera de casa! ¡Yujuuuu!

No sé, no sé, las cinco opciones son tan llamativas...