La maravilla de un solo copo de nieve supera la sabiduría de un millón de meteorologistas (Sir Francis Bacon)
"¿Es normal lo que estamos haciendo?" - Le preguntó a su compañero.
"No te entiendo. Pensé que disfrutabas con este trabajo".
"Bueno, en cierto modo sí, pero también soy consciente de que cada vez tenemos menos trabajo, no sé si será momento de buscar otra cosa. Cada vez, menos de nosostros vuelven a repetir".
"Ya, claro" - le secundó - "pero eso es porque los que continúan, realmente creen en lo que hacen, y no les importa sacrificarse para cumplir así su cometido. Ya sabes cual es nuestra misión".
"Sí, sí, y si estoy aquí, es porque me encanta ver esa chispa de ilusión que se asoma en los ojos de las personas cuando me ven llegar".
"Y no te olvides de las risas de los más pequeños cuando se ponen a jugar contigo" - le recordó su compañero".
"Es verdad, y me da miedo que llegue el día que no pueda estar con ellos" - sentenció con un tremendo sentimiento de preocupación.
"Y seguro que llegará ese día. Pero ahora no debes pensar en eso. Es algo que no ha pasado aun. Ahora tienes que estar alegre porque de nosotros depende el reforzar la ilusión de las personas y divertir a los que poseen espíritus jóvenes y entusiastas".
"Tienes razón. Tenemos que demostrar que este año vamos en serio, para sacar las mejores sonrisas".
"¡Así se habla!" - gritó. "¿Sabes? Me alegro de haberte conocido en este viaje. Ojalá te vuelva a ver en otro momento".
"Eso espero yo. Ha sido todo un placer".
Y los dos copos de nieve, cayeron con fuerza sobre el alfombrando blanco que cubría el patio de un colegio.
Felices Fiestas A Todos. Es Un Placer Haberos Conocido En Este Viaje Por Los Blogs. Cuidadín Con Las Uvas, No Os Atragantéis; Que Se Cumplan Todos Vuestros Deseos, Y..., Si No Se Cumplen, Entonces Hacedlos Realidad Por Vosotros Mismos Que Sois Capaces De Eso Y Más. Nos Seguimos Leyendo El Próximo Año.
Un Abrazo Lleno De Afecto A Cada Uno De Vosotros.
"Un gran trabajo", de Acus.
miércoles, 20 de diciembre de 2006
martes, 19 de diciembre de 2006
No sé lo que me pasa
La televisión nos proporciona temas sobre los que pensar, pero no nos deja tiempo para hacerlo (Gilbert Cesbron)
No sé lo que me pasa.
Hay momentos en los que me quedo petrificado, con la mente en blanco, sin saber qué hacer, ni a dónde dirigirme. Sin ni siquiera saber por qué estoy así, sin poder explicar lo que me paraliza.
A veces, parace que dejo de avanzar, y sólo consigo andar como los cangrejos. Siempre hacia atrás, dándole mi espalda a todo, como si quisiera volver al punto de origen.
Hay días, que mi avance es tan lento, que llego a gastar varias horas, hasta que consigo levantarme del sofá. En esos días, para intentar dormir, sólo tengo que contar una oveja, ya que debido a su relentizado paseo y posterior salto a la valla, me da tiempo de cerrar los ojos y dormir..., pero se cierran tan despacio...
Sin embargo, muchas veces me siento acelarado, hasta tal punto, que no me he podido percatar de muchos de los detalles en los que a diario me fijo.
Creo que también padezco algún tipo de trastorno. En algunas ocasiones, me encuentro hablando de una forma extraña, que ni yo mismo comprendo. Y sin embargo, parece que a mí sí que me entienden.
Y por si esto fuera poco, también sufro pérdidas de memoria. De repente, mi conciencia puede despertar en un parque, cuando lo último que recordaba era estar preparándome el desayuno.
Aunque sospecho.
Nunca me ha dado buena espina aquel cuadrado negro que permanece constantemente a mi lado, haga lo que haga, y vaya a donde vaya. Parece que la gente no se da cuenta de él. Un día, me quedé mirando fíjamente el cuadrado de color negro abismo, y cuando mi vista se acostumbro a su dolorosa sensación de vacío, pude ver a unas personas que me estaban mirando fíjamente, y que en su mano tenían una especie de varita ancha con motivos escritos en relieve, y fui consciente los segundos suficientes para darme cuenta de que, de alguna manera, ellos podían hacer que yo estuviera...
Y por si esto fuera poco, también sufro pérdidas de memoria. De repente, mi conciencia puede despertar en...
...
"Cariño, este dvd está rayado, siempre se vuelve para atrás en este punto, vamos a la tienda a descambiarlo".
"No sé lo que me pasa", de Acus.
No sé lo que me pasa.
Hay momentos en los que me quedo petrificado, con la mente en blanco, sin saber qué hacer, ni a dónde dirigirme. Sin ni siquiera saber por qué estoy así, sin poder explicar lo que me paraliza.
A veces, parace que dejo de avanzar, y sólo consigo andar como los cangrejos. Siempre hacia atrás, dándole mi espalda a todo, como si quisiera volver al punto de origen.
Hay días, que mi avance es tan lento, que llego a gastar varias horas, hasta que consigo levantarme del sofá. En esos días, para intentar dormir, sólo tengo que contar una oveja, ya que debido a su relentizado paseo y posterior salto a la valla, me da tiempo de cerrar los ojos y dormir..., pero se cierran tan despacio...
Sin embargo, muchas veces me siento acelarado, hasta tal punto, que no me he podido percatar de muchos de los detalles en los que a diario me fijo.
Creo que también padezco algún tipo de trastorno. En algunas ocasiones, me encuentro hablando de una forma extraña, que ni yo mismo comprendo. Y sin embargo, parece que a mí sí que me entienden.
Y por si esto fuera poco, también sufro pérdidas de memoria. De repente, mi conciencia puede despertar en un parque, cuando lo último que recordaba era estar preparándome el desayuno.
Aunque sospecho.
Nunca me ha dado buena espina aquel cuadrado negro que permanece constantemente a mi lado, haga lo que haga, y vaya a donde vaya. Parece que la gente no se da cuenta de él. Un día, me quedé mirando fíjamente el cuadrado de color negro abismo, y cuando mi vista se acostumbro a su dolorosa sensación de vacío, pude ver a unas personas que me estaban mirando fíjamente, y que en su mano tenían una especie de varita ancha con motivos escritos en relieve, y fui consciente los segundos suficientes para darme cuenta de que, de alguna manera, ellos podían hacer que yo estuviera...
Y por si esto fuera poco, también sufro pérdidas de memoria. De repente, mi conciencia puede despertar en...
...
"Cariño, este dvd está rayado, siempre se vuelve para atrás en este punto, vamos a la tienda a descambiarlo".
"No sé lo que me pasa", de Acus.
sábado, 16 de diciembre de 2006
Tortura
Ante las injusticias y adversidades de la vida... ¡calma! (Mahatma Gandhi)
"¡Basta, basta por favor, noooooo!" - grité desesperado.
No me hacían ni caso. Parecían inmunes a la desgarradora voz con la que no paraba, ni un momento, de suplicarles piedad.
"¿Por qué me estáis haciendo esto?" - mi voz se tornó más lastimera, intentado transmitir pena, para que me dejaran de atormentar.
No hubo movimiento alguno que indicara que el horror iba a terminar de forma tan sencilla. Mis fuerzas empezaban a flaquear. Estaba rígido, no me podía mover. Hacerlo, habría significado el desastre. Sin ni siquiera una mirada, de repente se alejaron y me dejaron allí, abandonado a mi suerte, en ese autobús.
Menos mal que las barras de pan recién hechas, que me tenían arrinconado contra la pared del vehículo, se bajaron en esa parada, a punto estuve de comerme un piquito y salir corriendo...
"¡Basta, basta por favor, noooooo!" - grité desesperado.
No me hacían ni caso. Parecían inmunes a la desgarradora voz con la que no paraba, ni un momento, de suplicarles piedad.
"¿Por qué me estáis haciendo esto?" - mi voz se tornó más lastimera, intentado transmitir pena, para que me dejaran de atormentar.
No hubo movimiento alguno que indicara que el horror iba a terminar de forma tan sencilla. Mis fuerzas empezaban a flaquear. Estaba rígido, no me podía mover. Hacerlo, habría significado el desastre. Sin ni siquiera una mirada, de repente se alejaron y me dejaron allí, abandonado a mi suerte, en ese autobús.
Menos mal que las barras de pan recién hechas, que me tenían arrinconado contra la pared del vehículo, se bajaron en esa parada, a punto estuve de comerme un piquito y salir corriendo...
jueves, 14 de diciembre de 2006
Muñequita rota
¬
Esta es la historia de una muñequita rota que cayó en el agua,
era tan pequeña, nadie sabe muy bien cómo, pero se ahogó.
Como era de tela se hundió enseguida,
ahora me sonríe desde el fondo del mar.
Rota al caer en agua,
esa muñeca que trataba sólo de flotar,
ya no recuerda que el soldado la quiso salvar
y ella no supo agarrarse a ninguna parte
y ahí rota se quedó…
Hace mucho tiempo un soldadito de plomo le pidió la mano
y ella tan bonita sin dudarlo, ni un momento, se la concedió.
Se puso un vestido de lino blanco
y él muy arreglado se la llevó.
Mira muñeca mía cómo te quiero
y cómo voy a cuidarte, no tengas miedo,
nunca voy a soltarte
y la muñeca sonrió.
Esa misma noche por el puerto las estrellas les acompañaron.
Iban paseando muy felices y juntitos por el muelle mayor.
Él se fue a buscarle la única flor
y ella tan coqueta en el agua se miró.
Rota al caer en agua,
esa muñeca que trataba sólo de flotar,
ya no recuerda que el soldado la quiso salvar
y ella no supo agarrarse a ninguna parte,
Y ahí rota se quedó...
"Muñequita rota", de La Media Luna
Esta es la historia de una muñequita rota que cayó en el agua,
era tan pequeña, nadie sabe muy bien cómo, pero se ahogó.
Como era de tela se hundió enseguida,
ahora me sonríe desde el fondo del mar.
Rota al caer en agua,
esa muñeca que trataba sólo de flotar,
ya no recuerda que el soldado la quiso salvar
y ella no supo agarrarse a ninguna parte
y ahí rota se quedó…
Hace mucho tiempo un soldadito de plomo le pidió la mano
y ella tan bonita sin dudarlo, ni un momento, se la concedió.
Se puso un vestido de lino blanco
y él muy arreglado se la llevó.
Mira muñeca mía cómo te quiero
y cómo voy a cuidarte, no tengas miedo,
nunca voy a soltarte
y la muñeca sonrió.
Esa misma noche por el puerto las estrellas les acompañaron.
Iban paseando muy felices y juntitos por el muelle mayor.
Él se fue a buscarle la única flor
y ella tan coqueta en el agua se miró.
Rota al caer en agua,
esa muñeca que trataba sólo de flotar,
ya no recuerda que el soldado la quiso salvar
y ella no supo agarrarse a ninguna parte,
Y ahí rota se quedó...
"Muñequita rota", de La Media Luna
domingo, 10 de diciembre de 2006
La papelería
El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice, (Charles Boudelaire)
Por aquella estrecha acera, íbamos los dos en la misma dirección, pero en sentidos opuestos. Antes de cruzarnos, ella se giró y entró en una papelería que era bastante conocida en aquella zona. Tres pasos más y también entré yo.
La fotocopiadora de mi oficina se había estropeado, y tenía que hacer bastantes copias de unos documentos importantes para enviar ese mismo día. No los hubiera enviado, si la boca de aquella chica me lo hubiera pedido.
El pelo rubio le salpicaba los hombros y sus ojos color miel invitaban a uno a convertirse en abeja. Llevaba unas finas y rojas gafas que le quedaban muy bien. Aunque no lo aparentaba, tenía que tener prisa, ya que los dedos tamborileaban arítmicamente sobre su carpeta negra.
Después de veinte minutos de espera, y de que ella hubiera estado fotocopiando con su mirada cada rincón de la tienda, ya sólo quedábamos los dos, justo cuando la dependiente colocaba el letrero de "cerrado" en la puerta. Se giró hacia nosotros y preguntó quién era el siguiente, y con rapidez olímpica, la chica de los ojos color miel me miró, mientras pronunciaba el pronombre "él", con un brillo en los ojos que gritaba "no digas la verdad, por favor", como cuando un alumno se echa las culpas al encubrir a un apreciado compañero suyo.
Su mirada nos convenció tanto a la dependienta como a mí, así que empezó a realizar las copias de los documentos que yo traía. Miré a la chica de la carpeta negra, sin decirle nada, con una sonrisa de oreja a oreja, aunque ella no me estaba mirando. Sentía que algo le preocupaba.
Pagué, recogí mis copias, ella empezó a sacar las hojas que quería fotocopiar, me empecé a dar la vuelta, giró su cabeza para no verme, yo la giré buscando la puerta de salida y así empezar a partir, ella le entregó las hojas a la dependiente, abrí la puerta, sentí sus nervios, sentí el frecor de la calle, mis pies empezaron a abandonar la tienda, aunque mis recuerdos aun seguían dentro, y en cuestión de minutos llegué a casa.
Al día siguiente, la volví a ver, era ella sin duda, nunca podría olvidar esa cara. Allí estaba yo, sentado en mi sofa, ella delante de mí, a escasos tres metros. Las noticias hablaban de un atraco a una papelería, y pusieron una foto de ella...
"La papelería", de Acus.
Por aquella estrecha acera, íbamos los dos en la misma dirección, pero en sentidos opuestos. Antes de cruzarnos, ella se giró y entró en una papelería que era bastante conocida en aquella zona. Tres pasos más y también entré yo.
La fotocopiadora de mi oficina se había estropeado, y tenía que hacer bastantes copias de unos documentos importantes para enviar ese mismo día. No los hubiera enviado, si la boca de aquella chica me lo hubiera pedido.
El pelo rubio le salpicaba los hombros y sus ojos color miel invitaban a uno a convertirse en abeja. Llevaba unas finas y rojas gafas que le quedaban muy bien. Aunque no lo aparentaba, tenía que tener prisa, ya que los dedos tamborileaban arítmicamente sobre su carpeta negra.
Después de veinte minutos de espera, y de que ella hubiera estado fotocopiando con su mirada cada rincón de la tienda, ya sólo quedábamos los dos, justo cuando la dependiente colocaba el letrero de "cerrado" en la puerta. Se giró hacia nosotros y preguntó quién era el siguiente, y con rapidez olímpica, la chica de los ojos color miel me miró, mientras pronunciaba el pronombre "él", con un brillo en los ojos que gritaba "no digas la verdad, por favor", como cuando un alumno se echa las culpas al encubrir a un apreciado compañero suyo.
Su mirada nos convenció tanto a la dependienta como a mí, así que empezó a realizar las copias de los documentos que yo traía. Miré a la chica de la carpeta negra, sin decirle nada, con una sonrisa de oreja a oreja, aunque ella no me estaba mirando. Sentía que algo le preocupaba.
Pagué, recogí mis copias, ella empezó a sacar las hojas que quería fotocopiar, me empecé a dar la vuelta, giró su cabeza para no verme, yo la giré buscando la puerta de salida y así empezar a partir, ella le entregó las hojas a la dependiente, abrí la puerta, sentí sus nervios, sentí el frecor de la calle, mis pies empezaron a abandonar la tienda, aunque mis recuerdos aun seguían dentro, y en cuestión de minutos llegué a casa.
Al día siguiente, la volví a ver, era ella sin duda, nunca podría olvidar esa cara. Allí estaba yo, sentado en mi sofa, ella delante de mí, a escasos tres metros. Las noticias hablaban de un atraco a una papelería, y pusieron una foto de ella...
"La papelería", de Acus.
viernes, 8 de diciembre de 2006
Sin más espera
¬
Huérfanos son mis besos de tu boca,
y huérfanas mis manos de tu piel;
huérfano estoy de ti, como el pincel
del color que el artista no convoca.
Cada mañana mi ansiedad invoca
tantas razones para serte infiel…
Si tantos libros hay en mi anaquel,
¿por qué uno solo tu memoria evoca?
No quiero releer lo ya leído,
quiero ese libro tuyo y, sumergido
entre sus líneas, conocerte entera.
Quiero estrenar tus páginas, leerte
con ojos, manos, voz, y retenerte;
sin orfandad de ti, sin más espera
"Sin más espera", de Francisco Álvarez Hidalgo
Huérfanos son mis besos de tu boca,
y huérfanas mis manos de tu piel;
huérfano estoy de ti, como el pincel
del color que el artista no convoca.
Cada mañana mi ansiedad invoca
tantas razones para serte infiel…
Si tantos libros hay en mi anaquel,
¿por qué uno solo tu memoria evoca?
No quiero releer lo ya leído,
quiero ese libro tuyo y, sumergido
entre sus líneas, conocerte entera.
Quiero estrenar tus páginas, leerte
con ojos, manos, voz, y retenerte;
sin orfandad de ti, sin más espera
"Sin más espera", de Francisco Álvarez Hidalgo
jueves, 7 de diciembre de 2006
El saltamontes
Porque la tortuga tiene los pies seguros, ¿es ésta una razón para cortar las alas al águila? (Edgar Allan Poe)
Volviendo a casa, después de un tranquilo día de trabajo, me encontré con un saltamontes en medio de la acera por la que caminaba. Me di cuenta de que estaba allí, un metro antes de pasar por su lado. Mi mente ya empezó a trabajar a marchas forzadas durante las milésismas de segundo que nos separaban a ambos, pero mis piernas no reaccionaron a tiempo.
No, no lo pisé, ni mucho menos. Me encantan los animales, los insectos y demás bichos tales como los arácnidos. Intento no causarles el menor daño. Lo que pasó fue que mi cabeza pensó:
"Pasa por su derecha, así te estará dando la espalda, por si quisiera saltar y alejarse así de un posible peligro mayor, como que le pise una persona o algo por el estilo".
Pero mis piernas fueron por la izquierda de donde se encontraba el saltamontes, esto es, que me miraba directamente. Y efectivamente, el saltamontes saltó.
No me quedaba nada mal en el abrigo, pero para ser sincero, llevar un broche que se mueve y que en grandes cantidades se transforma en plaga, pues la verdad que no me favorece. Más que nada porque tengo que alimentarle y esas cosas, y yo soy muy dejado.
En ningún momento paré de andar, y mientras él viajaba como un polizonte, decidí cogerle con la mano para ponerle en algún seto que me quedara de paso. Pero fue sólo eso, una decisión, porque en cuanto que acerqué mi mano, dio otro salto y se posó en unos arbustos que había a mi derecha.
Creo que jugó con mis sentimientos, porque por el rabillo del ojo, pude ver como me sacaba la lengua. Entonces me di cuenta de que el saltamontes no era el mismo que el que un día salvé de ser atropellado en una calle cercana a mi casa, cogiéndolo y depositándolo en unos matorrales.
Volviendo a casa, después de un tranquilo día de trabajo, me encontré con un saltamontes en medio de la acera por la que caminaba. Me di cuenta de que estaba allí, un metro antes de pasar por su lado. Mi mente ya empezó a trabajar a marchas forzadas durante las milésismas de segundo que nos separaban a ambos, pero mis piernas no reaccionaron a tiempo.
No, no lo pisé, ni mucho menos. Me encantan los animales, los insectos y demás bichos tales como los arácnidos. Intento no causarles el menor daño. Lo que pasó fue que mi cabeza pensó:
"Pasa por su derecha, así te estará dando la espalda, por si quisiera saltar y alejarse así de un posible peligro mayor, como que le pise una persona o algo por el estilo".
Pero mis piernas fueron por la izquierda de donde se encontraba el saltamontes, esto es, que me miraba directamente. Y efectivamente, el saltamontes saltó.
No me quedaba nada mal en el abrigo, pero para ser sincero, llevar un broche que se mueve y que en grandes cantidades se transforma en plaga, pues la verdad que no me favorece. Más que nada porque tengo que alimentarle y esas cosas, y yo soy muy dejado.
En ningún momento paré de andar, y mientras él viajaba como un polizonte, decidí cogerle con la mano para ponerle en algún seto que me quedara de paso. Pero fue sólo eso, una decisión, porque en cuanto que acerqué mi mano, dio otro salto y se posó en unos arbustos que había a mi derecha.
Creo que jugó con mis sentimientos, porque por el rabillo del ojo, pude ver como me sacaba la lengua. Entonces me di cuenta de que el saltamontes no era el mismo que el que un día salvé de ser atropellado en una calle cercana a mi casa, cogiéndolo y depositándolo en unos matorrales.
lunes, 4 de diciembre de 2006
Decálogo
El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados (Jean Paul)
Hola, querido lector. Esta guía le será muy útil cuando tenga que viajar a Dublín. Gracias por confiar en nuestra revista semanal del viajero "Viaje por el morro".
1.- Si va a coger un avión, revise que su DNI no esté caducado.
Mi primo lo tenía caducado. No pudo volar con nosotros. Eso sí, ya habíamos facturado todas las maletas incluida la suya. Bueno, allí podríamos vender su ropa en un rastrillo y sacar algo de dinero...
2.- No haga caso a los policías del aeropuerto, haga caso a su instinto.
Después de facturar las maletas, fuimos a la comisaría del aeropuerto para renovar el DNI y así volar con el resguardo. Pero nos dijeron que allí solo hacían pasaportes, no DNI, pero le dijeron que como volaba a una zona de la UE, que no pasaba nada, que salir, podía salir del país, y que para la vuelta lo tenía más fácil porque como era español, no le iban a retener allí. Llegando al tercer control, no le dejaron pasar. El policía que estaba en la ventanilla le dijo que era su trabajo, que no era posible ya que podía llegar a Irlanda, sí, pero no le iban a dejar salir del aeropuerto. Digo yo que eso se avisa antes, y nos vamos a otra comisaría fuera del aeropuerto.
3.- Si va a viajar a Dublín, no aterrice en Shannon.
Al día siguiente, mi primo se cogió un vuelo de ida para Irlanda, ya que el de vuelta lo conservaba (sólo cancelamos su billete de ida del día anterior). ¿Por qué a Shannon? Porque era el vuelo más barato y que antes llegaba a Irlanda. Lo que no sabía mi primo, es que Shannon está en la zona oeste, y Dublín en la zona este. Hay 400 kilómetros de distancia entre las dos ciudades.
4.- Para los viajes de largo recorrido en autobús, hágase pasar por estudiante.
El conductor del autobús, le preguntó a mi primo si era estudiante. Mi primo dijo "yes", y el billete le salió 5 euros más barato. Menos mal que no tuvo que enseñar carnet de estudiante ni nada. ¡Qué confiados son estos irlandeses!
5.- Asegúrese de que el móvil le funciona a sus compañeros de travesía.
Mi primo tenía activado el servicion roaming, pero ni podía localizarnos, ni podíamos localizarle. El jueves, durante la comida, no sabíamos nada de él. Por mis padres, que había cogido un avión a las 13:00 horas. No se sabía si había llegado al aeropuerto, si estaba en el autobús... Por la tarde, sobre las 19:00 horas, llamó mi primo a mi hermana. Lo hacía desde una cabina, pues el grupo de españoles con el que se juntó tenían también los móviles no-operativos. Ya nos dijo que sobre las 23:00 horas llegaría a Dublín, que el avión se demoró, y el autobús también. Ya nos quedamos más tranquilos.
6.- Si va a la cárcel, no olvide abrigarse.
Visitamos Kilmainham Gaol, la cárcel donde se rodó la película "En el nombre del Padre". El guía hablaba a veces en gaélico, por lo que no se le entendía nada. Bueno, cuando hablaba inglés tampoco. Estando en la zona de celdas de subsuelo, nos comentó que en principio eran celdas individuales, pero que en muchas ocasiones llegaba a haber 4 o 5 prisioneros. Había solo una manta por celda (no por prisioneros) y una vela "tan larga" como la mitad de un boli Bic. Cada vela, tenía que durarte un mes, ya que no te daban otra antes. La comida básicamente era pan, leche, tomates me pareció oír también. Por haber robado comida, tu condena ya era de 3 meses. Durante la explicación, quien tenía el abrigo en la mano se lo puso, y quien lo tenía desabrochado, se lo abrochó. Hacía frío, estábamos abrigados, y sólo llevábamos 5 minutos en el corredor. Antes de cumplir la condena, muchos morían.
7.- No olvide pasar por un Irish Pub.
En uno de los muchísimos Pubs Irlandeses nos fuimos a cenar la última noche. Queríamos ir a uno donde hubiese música en directo. Estábamos en primera fila mientras el chico tocaba la guitarra con temas por lo general muy animados de U2, The Beatles, Bob Dylan... Nuestra mesa era la única que cantaba con él y le hacía los coros. Entre canción y canción, el cantante nos señaló y preguntó si éramos españoles, asentimos y se tapó los oídos con los dedos y dijo: ¡Uff, noisy! (ruidosos), a lo que volvimos a asentir. Lo que es verdad, es verdad.
8.- Consuma productos típicos del lugar.
Allí había dos clases de cerveza: La Guinness y las demás. Además, para servírtela, tenía su preparación y todo. Mientras estuvimos en el Irish Pub, entró un Leprechaun, (duende típico de Irlanda, vestido de verde, llevando un trebol de la suerte) no sé si era un hombre disfrazado, o era el efecto secundario de la Guinness. Hablamos un poco con él, y sus amigos, al darse cuenta de que éramos españoles, empezaron a cantar la canción de "La bamba". Nosotros se la cantamos entera. Cuando nuestro momento de gloria se apaciguó, Daragh (el cantante) volvió a tocar la guitarra.
9.- Lleve siempre suelto en su monedero.
El autobús, al menos el nuestro (el que nos dejaba en el aeropuerto), valía 1,70 euros (el ticket, no el autobús) pero alguno no llevábamos suelto, y la conductora no cambiaba el dinero ya que había que introducirlo en una máquina que debía de tener mucho hambre, ya que se quedaba con todo lo que entraba. Algunos pagamos 2 euros, jo, pero bueno, no podíamos esperar al siguiente ya que había tardado media hora en venir, y estábamos formando cola mirando si teníamos suelto o no, así que, ya lo sabemos para la próxima vez. El autobús se estropeó a medio camino y tuvimos que coger otro (sin coste alguno, menos mal).
10.- Saber un segundo idioma no es necesario en Dublín.
En "Carrols", una tienda típica con productos típicos de Irlanda, nos atendió un sevillano. En una cafetería a la que paramos una mañana para descansar un rato y recuperar fuerzas, nos atendió una mallorquina. En la tienda de la Fábrica de Guinness, el que nos cobró era Irlandés, pero sabía algo de español y en español hablamos...
El director de la revista, les da a todos las gracias por sus comentarios de la semana pasada, y les desea have a good time reading the next magazine.
Hola, querido lector. Esta guía le será muy útil cuando tenga que viajar a Dublín. Gracias por confiar en nuestra revista semanal del viajero "Viaje por el morro".
1.- Si va a coger un avión, revise que su DNI no esté caducado.
Mi primo lo tenía caducado. No pudo volar con nosotros. Eso sí, ya habíamos facturado todas las maletas incluida la suya. Bueno, allí podríamos vender su ropa en un rastrillo y sacar algo de dinero...
2.- No haga caso a los policías del aeropuerto, haga caso a su instinto.
Después de facturar las maletas, fuimos a la comisaría del aeropuerto para renovar el DNI y así volar con el resguardo. Pero nos dijeron que allí solo hacían pasaportes, no DNI, pero le dijeron que como volaba a una zona de la UE, que no pasaba nada, que salir, podía salir del país, y que para la vuelta lo tenía más fácil porque como era español, no le iban a retener allí. Llegando al tercer control, no le dejaron pasar. El policía que estaba en la ventanilla le dijo que era su trabajo, que no era posible ya que podía llegar a Irlanda, sí, pero no le iban a dejar salir del aeropuerto. Digo yo que eso se avisa antes, y nos vamos a otra comisaría fuera del aeropuerto.
3.- Si va a viajar a Dublín, no aterrice en Shannon.
Al día siguiente, mi primo se cogió un vuelo de ida para Irlanda, ya que el de vuelta lo conservaba (sólo cancelamos su billete de ida del día anterior). ¿Por qué a Shannon? Porque era el vuelo más barato y que antes llegaba a Irlanda. Lo que no sabía mi primo, es que Shannon está en la zona oeste, y Dublín en la zona este. Hay 400 kilómetros de distancia entre las dos ciudades.
4.- Para los viajes de largo recorrido en autobús, hágase pasar por estudiante.
El conductor del autobús, le preguntó a mi primo si era estudiante. Mi primo dijo "yes", y el billete le salió 5 euros más barato. Menos mal que no tuvo que enseñar carnet de estudiante ni nada. ¡Qué confiados son estos irlandeses!
5.- Asegúrese de que el móvil le funciona a sus compañeros de travesía.
Mi primo tenía activado el servicion roaming, pero ni podía localizarnos, ni podíamos localizarle. El jueves, durante la comida, no sabíamos nada de él. Por mis padres, que había cogido un avión a las 13:00 horas. No se sabía si había llegado al aeropuerto, si estaba en el autobús... Por la tarde, sobre las 19:00 horas, llamó mi primo a mi hermana. Lo hacía desde una cabina, pues el grupo de españoles con el que se juntó tenían también los móviles no-operativos. Ya nos dijo que sobre las 23:00 horas llegaría a Dublín, que el avión se demoró, y el autobús también. Ya nos quedamos más tranquilos.
6.- Si va a la cárcel, no olvide abrigarse.
Visitamos Kilmainham Gaol, la cárcel donde se rodó la película "En el nombre del Padre". El guía hablaba a veces en gaélico, por lo que no se le entendía nada. Bueno, cuando hablaba inglés tampoco. Estando en la zona de celdas de subsuelo, nos comentó que en principio eran celdas individuales, pero que en muchas ocasiones llegaba a haber 4 o 5 prisioneros. Había solo una manta por celda (no por prisioneros) y una vela "tan larga" como la mitad de un boli Bic. Cada vela, tenía que durarte un mes, ya que no te daban otra antes. La comida básicamente era pan, leche, tomates me pareció oír también. Por haber robado comida, tu condena ya era de 3 meses. Durante la explicación, quien tenía el abrigo en la mano se lo puso, y quien lo tenía desabrochado, se lo abrochó. Hacía frío, estábamos abrigados, y sólo llevábamos 5 minutos en el corredor. Antes de cumplir la condena, muchos morían.
7.- No olvide pasar por un Irish Pub.
En uno de los muchísimos Pubs Irlandeses nos fuimos a cenar la última noche. Queríamos ir a uno donde hubiese música en directo. Estábamos en primera fila mientras el chico tocaba la guitarra con temas por lo general muy animados de U2, The Beatles, Bob Dylan... Nuestra mesa era la única que cantaba con él y le hacía los coros. Entre canción y canción, el cantante nos señaló y preguntó si éramos españoles, asentimos y se tapó los oídos con los dedos y dijo: ¡Uff, noisy! (ruidosos), a lo que volvimos a asentir. Lo que es verdad, es verdad.
8.- Consuma productos típicos del lugar.
Allí había dos clases de cerveza: La Guinness y las demás. Además, para servírtela, tenía su preparación y todo. Mientras estuvimos en el Irish Pub, entró un Leprechaun, (duende típico de Irlanda, vestido de verde, llevando un trebol de la suerte) no sé si era un hombre disfrazado, o era el efecto secundario de la Guinness. Hablamos un poco con él, y sus amigos, al darse cuenta de que éramos españoles, empezaron a cantar la canción de "La bamba". Nosotros se la cantamos entera. Cuando nuestro momento de gloria se apaciguó, Daragh (el cantante) volvió a tocar la guitarra.
9.- Lleve siempre suelto en su monedero.
El autobús, al menos el nuestro (el que nos dejaba en el aeropuerto), valía 1,70 euros (el ticket, no el autobús) pero alguno no llevábamos suelto, y la conductora no cambiaba el dinero ya que había que introducirlo en una máquina que debía de tener mucho hambre, ya que se quedaba con todo lo que entraba. Algunos pagamos 2 euros, jo, pero bueno, no podíamos esperar al siguiente ya que había tardado media hora en venir, y estábamos formando cola mirando si teníamos suelto o no, así que, ya lo sabemos para la próxima vez. El autobús se estropeó a medio camino y tuvimos que coger otro (sin coste alguno, menos mal).
10.- Saber un segundo idioma no es necesario en Dublín.
En "Carrols", una tienda típica con productos típicos de Irlanda, nos atendió un sevillano. En una cafetería a la que paramos una mañana para descansar un rato y recuperar fuerzas, nos atendió una mallorquina. En la tienda de la Fábrica de Guinness, el que nos cobró era Irlandés, pero sabía algo de español y en español hablamos...
El director de la revista, les da a todos las gracias por sus comentarios de la semana pasada, y les desea have a good time reading the next magazine.
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