viernes, 3 de junio de 2005

Historias para no dormir

Reconozco que muchas de mis bromas son muy idiotas. Admito mi parte de culpa en el proceso de idiotización del país (Jim Carrey)

04:51 horas de la madrugada. Me hallaba durmiendo en mi camita tranquilamente, creyendo que el sueño era el protector de mis noches, confiando que el inconsciente me otorgase la inmortalidad, pero algo desestabilizó mi sedado estado al que me estaban sometiendo las nocturnas imágenes encerradas en mi mente: la puerta se abrió.

Si algo me caracteriza, es que duermo con la puerta cerrada. Me gusta. Me da seguridad. Me alerta. Me aisla. De pequeño dormía con la puerta abierta, y una vez me desperté, abrí los ojos en dirección al espacio reducido del pasillo que podía ver, y por un instante, pude vislumbrar cómo un forma blanca, a modo de vestido de cola, se adentraba por el pasillo hasta que dejó de ser perceptible por mí. No daba crédito a mis ojos. Mis padres, estaban en su cama, al igual que mi hermana en la suya. Yo, tampoco podía ser esa forma blanca, porque también estaba en mi cama. Nadie más había en casa.

Lo primero que hice la mañana siguiente, fue contárselo a mi hermana. Me dijo que no le tenía que tener miedo, ya que seguramente era mi ángel de la guarda que me estaba protegiendo. A partir de entonces, comencé a cerrar la puerta porque tenía miedo. Para que mi ángel de la guarda me protegiera desde fuera. Actualmente, cierro la puerta por dos motivos: el primero, porque tengo, al igual que mi vecina de stand, de la feria del libro un don, llamado (no voy a decir el "resplandor" porque ya tiene el copyright) el "depiertador" (que no es lo mismo que despertador, un artilugio que sirve para que suene a la hora programada). El "despiertador" consiste en que, cuando alguien abre la puerta de la habitación en la que estoy durmiendo, mi cuerpo se desvela automáticamente. Y eso me gusta. Hace que no me sienta vulnerable. El segundo motivo por el que cierro la puerta, es para que mi ángel de la guarda no salga de la habitación, y me cuide desde dentro (aunque yo sé que puede ir a cualquier sitio por muchas barreras físicas que existan).

Entonces, la puerta se abrió. Y yo, me desperté. Una figura, se empezó a alejar del umbral de la puerta a medida que más se aproximaba a mí. Instantáneamente, me di cuenta de que ya no había vuelta atrás. Que no estaba soñando. Que tenía que hacer algo inmediatamente. Me incorporé, y percibiendo que aquel ser me llamaba por mi nombre de una forma que no estaba acostumbrado a oír, supe, cuando me vino la consciencia de que estaba en el mundo real, que tenía que llevar a esta personita engendradora de mi futura hermana, a urgencias.

Mi madre se quedó en casa, mientras la persona que se preparaba para una experiencia ya vivida unos años atrás, rezaba todo lo que sabía por llegar pronto al hospital. Nada más llegar, un enfermero salió al paso con una silla de ruedas, y enseguida, los dolores se empezaron a difuminar por el pasillo mientras la figura se iba haciendo cada vez más pequeñita hasta desaparecer (no por la longitud del pasillo, sino porque doblaron una esquina). De vez en cuando llamaba a mi madre a casa, para contarle las nuevas. Al fin, me dejaron entrar a la sala donde se recuperaba la exhausta personita. Pero allí no estaba mi futura hermanita. Aún no había dado a luz.

Algo que sí sé, es el nombre que le va a poner mi padre a mi hermana menor: Sucia Pécora. Como pueden leer, es un nombre compuesto. Mi hermana mayor la llamará cariñosamente Pécora, pero mi padre le llamará simplemente Sucia. El día que mi padre expulse la piedra del riñón, la bautizaremos. Tendré una hermana mandarina, porque es una "china". Ya mi hermana parió hace relativamente poco, un sobrino mío llamado Armagedon, pero en la familia le llamábamos Arma. Se quiso independizar y su afán por ser el mejor marinero, le hizo surcar las tuberías más siniestras y peligrosas.

En fin, mi papichu ya nos dirá cuando tendrá a la pequeña Sucia Pécora. Mientras tanto, necesita reposo y descanso. La verdad, me da rabia que mi padre vaya a ser de nuevo padre, que vaya a parir, y no le concedan días libres.

3 comentarios:

Acus dijo...

Gracias Cleo. Y mira que le dije a mi papuchi que no se comiera la tierra de la maceta... Muakis!!

Anónimo dijo...

Es buenísimo tío... ¿Lo de tu hermana también es verídico, lo del "Arma"? Yo tengo una amiga que padeció un cáncer y le denominaba Gremlin... Me encanta esa forma de ver las cosas.

Acus dijo...

Pues sí, Fran, mi hermana tuvo otra piedra durante más de 4 meses. Y en casa tomaba Solán de Cabras, que dirán que el agua es un elemento riquísimo, pero el manantial donde se saca este agua, la verdad que deja mucho que desear... El pequeño Arma, salió un día, pero se escapó, nos abandonó, sniff, sniff. Cualquier problema, llevado con humor, te quita un gran peso de encima. Gracias por leerme, un abrazo