El trabajo me consume, me consume tanto, que crea el efecto contrario, me construye, me construye tanto que no encuentro agujas de reloj suficientes para detenerme un segundo frente a la pantalla del ordenador, si no es para prepararme las clases.
Me construye como persona, me construye cada día, pieza a pieza, siempre hay novedades, sorpresas, aprendizajes a ensamblar para formarme sin parar, para crecer, para generar millones de ideas que me hacen a su vez trabajar sobre ellas y volver así a pedir un préstamo de tiempo al descanso.
Aletargado en varios aspectos de mi vida y con una actividad frenética en otros, voy generando mi crisálida, despacio, sin prisa, con ilusión, con esfuerzo. Me he alimentado con vuestras hojas, y ahora espero el momento de abrir las alas. Entonces, solo entonces, volveré a revolotear por aquí, pues en mente siguen mis recuerdos, en mente siguen mis quehaceres, mis promesas hechas, mi continuidad por la blogsfera...
lunes, 10 de diciembre de 2007
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