Un comienzo no desaparece nunca, ni siquiera con un final (Harry Mulisch)
Voy a desaparecer durante un tiempo.
Si me refiero a tiempo atmosférico, diría que va a haber niebla en verano.
Si manifiesto un tiempo deportivo, por supuesto, me estoy tomando un tiempo muerto.
Si lo que digo, se atañe a un tiempo musical, indudablemente seré silencio de blanca.
Si atañe a un tiempo verbal, sólo puede ser el futuro simple.
Si estoy hablando del tiempo horario, os aseguro que serán las doce de la noche todos los días.
Mis oposiciones comienzan a principios de Junio y acaban el día 19 de Julio, al menos eso parece. Ya iría modificando el día final cuando lo sepa con total exactitud.
Y el tiempo que dedico a escribir en mi blog, es tiempo que puedo dedicar a mis oposiciones.
Y el tiempo que dedico a leeros, es tiempo que puedo aprovechar para adelantar los estudios.
Separación breve, sí. Y sé que me perderé hermosos relatos, anécdotas divertidas, historias que ponen la piel de gallina, quejas sociales, poemas..., pero la sentencia ya está dictaminada.
Ya estoy contando los minutos para volver de nuevo a la blogsfera. No quiero tener queja alguna de vosotros a mi regreso, ¿eh? Venga, mis pequeñines, cuidaos mucho. Un abrazo enorme para todos.
martes, 17 de abril de 2007
jueves, 12 de abril de 2007
Mi Semana Santa (versión reducida)
He disfrutado mucho con esta obra de teatro, especialmente en el descanso (Groucho Marx)
¿Qué tal vuestra Semana Santa? ¿Habéis descansado mucho? ¿Habéis viajado?
La mía ha estado llena de gratas sorpresas, de cansancio extremo y de momentos irrepetibles y que, todo ello ha dejado un regustillo demasiado dulce en mi paladar.
He estado en Granada, en un pueblo llamado Durcal, en un pequeño valle de la zona. Nuestra residencia era una granja-escuela (hice buenas migas con el burrito, bautizado por mí, Pegacoces. Lo sé, original no es. Y no se merece ese nombre, pobrecito) y allí había salas (y campo) para llevar a cabo el curso intensivo de teatro físico e improvisaciones que era a lo que iba.
Toda la mañana trabajábamos la expresión corporal. Parece que no, pero creédme, llega un punto en el que las agujetas se hacen notar. Por la tarde trabajábamos en grupos (4 grupos de 11 personas, cada grupo con un profesor). Nuestra profesora, Espe, trabajó el azar con nosotros.
Las noches, algunas, estaban organizadas y otras servían de relax, de tiempo libre. Aun recuerdo la noche de masajes, donde nos colocábamos en grupos de 6 personas, y cada uno era masajeado por sus 5 compañeros..., de verdad, algo para no olvidar.
La comida allí estaba muy buena, y podías repetir lo que quisieses y cuanto quisieras, y claro, ahí es cuando empecé a pensar que realmente estaba en el paraíso. Lo que yo digo es: Si para mi estómago es bueno, para mí también lo es.
Conocí muchas personas. Algunas que no volveré a ver, otras con las que tendré un trato más afectuoso y duradero, unas pocas con las que reforzaré un lazo más íntimo y personal, y una chica que ha sido capaz de alterar mi razón de ser, que ha aportado mayor alegría a mi alegre vida (cosa que no creí pudiera suceder) y que ha conseguido hacerme soñar despierto.
¿Qué tal vuestra Semana Santa? ¿Habéis descansado mucho? ¿Habéis viajado?
La mía ha estado llena de gratas sorpresas, de cansancio extremo y de momentos irrepetibles y que, todo ello ha dejado un regustillo demasiado dulce en mi paladar.
He estado en Granada, en un pueblo llamado Durcal, en un pequeño valle de la zona. Nuestra residencia era una granja-escuela (hice buenas migas con el burrito, bautizado por mí, Pegacoces. Lo sé, original no es. Y no se merece ese nombre, pobrecito) y allí había salas (y campo) para llevar a cabo el curso intensivo de teatro físico e improvisaciones que era a lo que iba.
Toda la mañana trabajábamos la expresión corporal. Parece que no, pero creédme, llega un punto en el que las agujetas se hacen notar. Por la tarde trabajábamos en grupos (4 grupos de 11 personas, cada grupo con un profesor). Nuestra profesora, Espe, trabajó el azar con nosotros.
Las noches, algunas, estaban organizadas y otras servían de relax, de tiempo libre. Aun recuerdo la noche de masajes, donde nos colocábamos en grupos de 6 personas, y cada uno era masajeado por sus 5 compañeros..., de verdad, algo para no olvidar.
La comida allí estaba muy buena, y podías repetir lo que quisieses y cuanto quisieras, y claro, ahí es cuando empecé a pensar que realmente estaba en el paraíso. Lo que yo digo es: Si para mi estómago es bueno, para mí también lo es.
Conocí muchas personas. Algunas que no volveré a ver, otras con las que tendré un trato más afectuoso y duradero, unas pocas con las que reforzaré un lazo más íntimo y personal, y una chica que ha sido capaz de alterar mi razón de ser, que ha aportado mayor alegría a mi alegre vida (cosa que no creí pudiera suceder) y que ha conseguido hacerme soñar despierto.
domingo, 1 de abril de 2007
Sueño
Ves cosas y dices,"¿Por qué?" Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, "¿Por qué no?" (George Bernard Shaw)
Con cierta timidez, me acerqué a ella. Quería decirle tantas cosas, que mis palabras se tropezaron mientras saltaban a la comba con mis cuerdas vocales. Afortunadamente, el colchón de espuma de mi lengua frenó la caída, y absorto, me quedé observándola con doloroso mutismo.
Giró su cabeza hacia mí, sonrió para apaciguar mis nervios, acarició con su mano mi mejilla con tanta delicadeza..., y una lágrima escapó de sus ojos.
- ¿Estás seguro de que quieres estar conmigo? - preguntó susurrando miel de sus labios.
- ¡Es de lo único que estoy seguro! - y me enfrenté a su mirada..., y me volví débil...
- ¿Aunque yo sólo sea un sueño? - acarició con sus palabras mi oído - ¿Aunque sepas que cuando despiertes, dejarás de tenerme?
Le quise decir tanto, que mis palabras tropezaron entre sí, para volverme nuevamente mudo. Sólo pude asentir con la cabeza.
- Bien. Pues entonces tendrás que confiar en mí. Y lo único que te pido, es que no te muevas del sitio.
Dio media vuelta, dándome la espalda, caminó tres pasos hacia el frente, y desde el borde, se puso a contemplar el paisaje. Bajo sus pies, simplemente rocas. Una garganta de gran profundidad se la hubiera tragado, de no haber sido por aquel saliente en donde ahora mismo se encontraba ella.
Avanzó medio paso más. La punta de sus pies sobresalían y la gravedad ponía todo su empeño en hacerse notar. Me puse tenso. Le grité qué estaba haciendo. Y usó el silencio para contestar.
Miró hacia un lado, y pude ver el sendero de lágrimas que recorría su hermoso rostro. Y se dejó llevar hacia delante...
Sin poder asimilar lo que estaba pasando, mis piernas empezaron a moverse con rapidez para alcanzar la posición de ella, pero ya estaba tumbada prácticamente en el aire y sin ningún apoyo, cuando llegué. Mis piernas, al igual que mi corazón, no quisieron parar, y siguieron avanzando hasta dejar de sentir el rocoso tacto..., para sentir simplemente el vacío...
- Vivir sin ella, sería una muerte perpetua - pensé...
En el empiece de mi caída capté un movimiento por el rabillo del ojo, y al mirar a la izquierda, la vi a ella, de pie sobre el saliente rocoso, y yo mientras, cayendo. Ella, triste, lloraba, y en mi caída me acompañó la última frase que de su boca pude oír:
"Lo único que te pedí, es que no te movieras del sitio".
"Sueño", de Acus.
Con cierta timidez, me acerqué a ella. Quería decirle tantas cosas, que mis palabras se tropezaron mientras saltaban a la comba con mis cuerdas vocales. Afortunadamente, el colchón de espuma de mi lengua frenó la caída, y absorto, me quedé observándola con doloroso mutismo.
Giró su cabeza hacia mí, sonrió para apaciguar mis nervios, acarició con su mano mi mejilla con tanta delicadeza..., y una lágrima escapó de sus ojos.
- ¿Estás seguro de que quieres estar conmigo? - preguntó susurrando miel de sus labios.
- ¡Es de lo único que estoy seguro! - y me enfrenté a su mirada..., y me volví débil...
- ¿Aunque yo sólo sea un sueño? - acarició con sus palabras mi oído - ¿Aunque sepas que cuando despiertes, dejarás de tenerme?
Le quise decir tanto, que mis palabras tropezaron entre sí, para volverme nuevamente mudo. Sólo pude asentir con la cabeza.
- Bien. Pues entonces tendrás que confiar en mí. Y lo único que te pido, es que no te muevas del sitio.
Dio media vuelta, dándome la espalda, caminó tres pasos hacia el frente, y desde el borde, se puso a contemplar el paisaje. Bajo sus pies, simplemente rocas. Una garganta de gran profundidad se la hubiera tragado, de no haber sido por aquel saliente en donde ahora mismo se encontraba ella.
Avanzó medio paso más. La punta de sus pies sobresalían y la gravedad ponía todo su empeño en hacerse notar. Me puse tenso. Le grité qué estaba haciendo. Y usó el silencio para contestar.
Miró hacia un lado, y pude ver el sendero de lágrimas que recorría su hermoso rostro. Y se dejó llevar hacia delante...
Sin poder asimilar lo que estaba pasando, mis piernas empezaron a moverse con rapidez para alcanzar la posición de ella, pero ya estaba tumbada prácticamente en el aire y sin ningún apoyo, cuando llegué. Mis piernas, al igual que mi corazón, no quisieron parar, y siguieron avanzando hasta dejar de sentir el rocoso tacto..., para sentir simplemente el vacío...
- Vivir sin ella, sería una muerte perpetua - pensé...
En el empiece de mi caída capté un movimiento por el rabillo del ojo, y al mirar a la izquierda, la vi a ella, de pie sobre el saliente rocoso, y yo mientras, cayendo. Ella, triste, lloraba, y en mi caída me acompañó la última frase que de su boca pude oír:
"Lo único que te pedí, es que no te movieras del sitio".
"Sueño", de Acus.
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